Para los que no lo sepáis, llevo 5 meses fuera de mi casa. No porque me haya escapado o haya dado el paso hacia la independencia (bueno, esto segundo un poco si). No, lo que pasa es que este, mi último año de universidad, ya el definitivo, he decidido brindarselo a la experiencia del ERASMUS.
Decidí emprender este viaje como una prueba para mi misma, para ver si era capaz de apañármelas yo sola, aunque evidentemente sigo teniendo la ayuda económica de mis padres, que sin ellos y su apoyo no estoy segura de que todo hubiera ido tan bien los primeros meses hasta conseguir las becas. (SEÑORES, si me van a dar una beca para poder subsistir por mi cuenta en el extranjero no me la den 4 meses después de empezar, ¿qué? ¿hasta entonces vivo del aire o qué?) y también he contado con el apoyo emocional de muchos amigos y seres queridos, porque soy una mimosa de aúpa y ha habido días que he llorado desconsoladamente por un abrazo (el este de Europa es frío en cuanto a contacto humano, sniff) y con un montón de whatsapps y skypes han conseguido trasmitírmelo y que vuele miles de kilómetros para llegar hasta mi con todo el cariño del mundo.
Hasta ahora todo ha ido bastante bien, he conocido un montón de gente de muchos países y con culturas totalmente distintas a las mías. Nunca he tenido problemas para conocer gente nueva y en esta situación mucho menos, siempre he tenido gente con la que hablar o hacer planes, pero he de decir que en cierto modo, en este primer cuatrimestre, no me he centrado tanto en el tema social y tampoco me he esforzado más de lo que me han exigido en el académico...
No voy a decir que lo he desaprovechado, porque no es cierto. Todo este tiempo lo he usado muchas veces para descubrirme a mi misma quién soy. Puede parecer una tontería, pero es sorprendente las muchas cosas que uno desconoce de uno mismo hasta que no tiene un tiempo de reflexión sobre ello.
He pensado mucho en mis virtudes y defectos, he aprendido que algunos de mis defectos no lo son, sino que es mi forma de pensar en ellos la que los convierte en algo malo. Y he visto cosas, que sin considerarlas yo algo excesivamente malo he llegado a darme cuenta de que son uno de mis mayores defectos. Y es sobre este defecto que os quiero hablar, por el cual he decidido hacer esta entrada, como un estandarte para iniciar el cambio y ponerle remedio... pues mi mayor defecto es...
Pensaba que no era tan grabe, que tampoco era como si dejara de vivir mi vida por ella. Pero me he dado cuenta que es lo que más me lastra, lo que me detiene y estanca en muchos sentidos.
Durante estos meses he dejado escapar muchas oportunidades de viajar por eso mismo, porque "que pereza ponerme a planear el viaje" "que pereza salir a tal hora para coger el tren/bus" "que pereza incluso salir de mi cuarto para quedar con mis otros compañeros y organizarnos todos". Y no ha sido solo en este aspecto, también con la carrera "que pereza ponerme a estudiar hoy" "que pereza hacer este trabajo, lo dejare para el fin de semana" y me jode... porque realmente son cosas que me gustan: adoro viajar, no tendría sentido estar haciendo este Erasmus si no me gustara descubrir lugares nuevos y maravillosos; amo mi carrera como química, decidí hacerla porque de verdad me gustaba estudiarla.
Y sin embargo, he actuado como siempre: encerrada muchas veces en mi habitación, viendo mil series y películas, sin apenas salir excepto para algunas actividades que me he marcado; realizando el mínimo esfuerzo para obtener un resultado suficiente como para aprobar las asignaturas...
He llegado a una conclusión, y es que mi pereza me está haciendo perderme mi propia vida... y es algo que no quiero permitir más.
Voy a esforzarme, voy a poner ilusión y ganas en todo aquello que quiero hacer, empezando por este segundo cuatrimestre: quiero viajar, quiero disfrutar de las asignaturas que me quedan y sobretodo quiero demostrar la pasión que tengo por aquello que estudio con mi trabajo final de grado.
No digo que no vaya a parar quieta, también es importante descansar y sigo siendo una amante del noble arte de tragarme una temporada entera de una serie en una tarde, pero en vez de procrastinar cada día de mi vida voy a limitarlo a los ratos que de verdad no haya nada mejor o que no haya nada que me apetezca más hacer.
(Eso también implica terminar este blog)
Así que... ¡nos vemos pronto!